Tengo una amiga

31 marzo, 2014

«No entiendo qué le pasa a María. De un tiempo a esta parte no quiere salir y parece estar en otro planeta» comenta preocupada Sara «Y luego está esa nueva costumbre de no querer salir de clase en el recreo porque, o hace mucho frío o hace demasiado calor… no hay manera. Allí se queda con la manzana y el móvil embobada».

Sara ha visto cómo su mejor amiga, María, se ha convertido poco a poco en una completa desconocida. De ser una chica alegre, juguetona, un poco bromista, su compañera de peripecias; María ahora ya casi no sonríe. Su entrecejo pasa más tiempo fruncido y nunca sabes hacia dónde está mirando. Como si quisiera llegar a ver el límite del infinito. María no lo sabe, pero hace poco escuchó ruidos muy raros mientras estaba en el cuarto de baño. Aunque lo peor no es eso. Cuando Sara pregunta a su amiga si le ocurre algo, sólo obtiene un impreciso «nada». Nada, claro. El que nada, no se ahoga.

Sara tiene la impresión de que María no se ha dado cuenta del luminoso letrero de neón rojo S.O.S que tiene encima de su cabeza.

No fue fácil contárselo a la tutora de clase. Sintió la traición que le hacía a su amiga, aunque fuera por ayudarla. Después de pensarlo varios días, decidió que era la mejor solución. Quería recuperar a su amiga, que volviera a ser la misma de siempre. Sabía que María no se lo tomaría bien. La tutora tranquilizó a Sara y prometió hablar con los padres de María, sin desvelar su conversación con ella.

Hay ocasiones en que los primeros en poder detectar síntomas de TCA en un paciente son los amigos y sus compañeros de clase. Son las personas que más tiempo comparten con ellos, sin contar a su propia familia; por lo tanto los conocen bastante bien. Esto hace que sea mucho más sencillo darse cuenta de detalles que pueden estar escapando a los ojos de los adultos. 

Hay amigos que hablan sobre el tema directamente con ellos. Está bien confrontar la realidad con el paciente pero, desgraciadamente, no es suficiente. La principal razón es por la incapacidad de pedir ayuda a los demás que desarrolla un afectado en TCA, es uno de los síntomas más característicos y de los que más daño producen. Mucho más que los relacionados con la conducta alimentaria.

Por eso, si se tienen sospechas de que algo no anda bien con un amigo, lo mejor es hablar con la familia del paciente; ya sea directamente con ellos o a través de algún intermediario (tutores, orientadores escolares, monitores…). También funciona en sentido inverso: si se tienen sospechas de vuestros hijos, probad a hablar con sus amigos en privado y contrastar opiniones.

Los amigos son un apoyo fundamental junto con la familia para superar un TCA. Cuánta más colaboración exista entre estos dos círculos, mejor. 

 

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