«La belleza es un estado de ánimo» Émile Zola

25 febrero, 2013

Push Positive es el nombre que da título a la nueva campaña de Calvin Klein. Rompiendo absolutamente con lo que nos tiene acostumbrados la firma, nos presentan una línea de ropa interior capitaneada por la modelo holandesa Lara Stone. Supone un soplo de aire fresco en defensa a las curvas, dejando aun lado los extremadamente delgados cánones que suelen definir a Calvin Klein. Lavado de imagen o no, una fantástica iniciativa, que da qué pensar acerca de la imagen femenina a la que nos hemos acostumbrado.


Un granito de arena en un mar de cal, ya que la tónica general sigue siendo la de los cuerpos imposibles, siempre aderezados con unas gotas de fotoshop. Ejeplo bastante gráfico es la promoción de la colección de Marni, ara H&M; para esta campaña se ha elegido a la francesa Aymeline Valade, y desde luego las imágenes hablan por sí solas. El efecto que se busca roza lo enfermizo, ya que no se reuce al evidente infrapeso de la modelo, sino que además, por medio del maquillaje, se resaltan la palidez y la ojeras, no muy propias desde luego de una persona saludable.
El caso de H&M es uno de tantos, casi todos, y con la extensión a la moda masculina. La última línea masculina de Prada habla por sí misma.
Desde luego es algo ingenuo el pensamiento de que “las adolescentes se hacen anoréxicas porque quieren ser como las modelos”, pero lo que está claro es que no ayuda en absoluto.
El término modelo se define como arquetipo o punto de referencia para imitarlo o reproducirlo. El hecho de que jóvenes como Kate Moss sean los modelos de referencia nos pone en un lugar muy peligroso. Aparte del horror que puede suponer el intento de llegar a ellos, está el sufrimiento y frustración que genera el no tenerlos. Por otro lado, estamos bombardeados continuamente con la confusión características personales versus características físicas, asociando así esa extrema delgadez y aspecto enfermo, con éxito, lujo, elegancia, diversión y en definitiva felicidad.
La moda debería estar coordinada con las “chicas reales”, y dejar estas de ser prisioneras de los cánones que las someten por completo. Los cambios de estos modelos son responsabilidad de cada uno de nosotros, si bien es cierto que instituciones de peso en este mundo deberían dejar el juego de la doble moral, y por fin establecer unos mínimos a cumplir en la elección de modelos, así como en el uso de fotoshop.
En esta cruzada en pos de las “mujeres (y hombres) reales”, merece la pena mencionar las numerosas campañas de Dove, pisoteando estas cadenas y luciendo mujeres de verdad, de carne y hueso.
De nosotros depende que el cambio de conciencia se produzca, y poco a poco volvamos a poner los pies en la tierra con respecto a lo que queremos ser. Como firma Dove, “por una belleza real”.

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